23 oct 2009

"Yo me digo Sanadora"- 2007

“Yo me digo Sanadora”
Doña Letty o Leticia de 68 años vive en Juana Koslay. Recibe cientos de visitas por su talento para sanar con la oración.
Fui a su casa para que coordináramos una cita, ya que me contaron que suele estar muy ocupada. No estaba y su nuera Zulma, muy amablemente, me dio el número de su celular.
Días después… Llegué, eran las 9 hs. y estaba atendiendo. Se sumaron dos personas que venían caminando y otras en auto. Cruzamos miradas y saludos formales, como en un consultorio, sólo que bajo un cielo gris y una fresca brisa como de otoño.
Esperé mi turno y luego de un fuerte “pase…”, entré.
Sentada junto a una mesa llena de adornos, papeles, velas, estampitas; y un televisor encendido que mostraba a unos guitarreros cantando una tonada, Doña Letty se preparó para mis preguntas:
¿Por qué le llaman Letty o Leticia, si no es su verdadero nombre?
Cuando joven atendía un kiosco llamado así, y de allí me quedó el apodo. Mi nombre es Enriqueta Ojeda.
¿Dónde nació y cómo fue su infancia?
Nací en Alto Pencoso. Quedé huérfana a los 6 años y una maestra de la familia Alagia me trajo a San Luis, del finado Marcos Alagia. Me criaron hasta los 12 años. Luego, anduve rodando. Después me casé con un tipo malísimo y así empecé a sufrir. Tanto le pedí a Dios y a la Difunta Correa, que me dieran algo para ayudar a los pobres y yo ser feliz. Un día soñé con el Sagrado Corazón de Jesús, que me dio la mano. Después hablé con un cura y me dijo que Jesús me había concedido un Don.
¿La gente que le consulta es sólo de la zona?
No. Vienen de toda la provincia y también de Mendoza. Además me invitan y viajo por todos lados, a Bahía Blanca, Rosario de Santa Fé; para curar, me llaman gente de allá. Hay personas que vienen muy desesperadas a buscar ayuda, muy depresivos, en las últimas y los he sacado a flote.


¿Qué métodos utiliza para curar?
A través de la Fe, el amor y algunos yuyos como la cola de caballo, pelo de choclo, la raíz de la gramilla; pero, para que resulte la curación, tienen que ser creyentes. Si viene alguien que no cree yo lo reconozco porque dice “no sé que me duele, no se si voy a sanar”, entonces le digo: vos no crees.
Le cuento que hace unos meses estuve en el teatro Berta Vidal de Battini, invitada por médicos de Mendoza y San Luis a una conferencia, para explicar cómo curaba con yuyos.
¿Cómo le pagan por sus curaciones?
Me pagan según la voluntad de ellos, cuando me preguntan les digo: a la voluntad suya. Siempre me dejan una monedita y los que son pobres no, porque no tienen. Porque un peso es un peso. Otros, me ayudan con ropa, mercadería y cuando tengo mucho lo reparto. Las llevo a gente pobre en el campo. Por allá me dicen “la mamita de los pobres” o “supermercado Leticia”. (Se ríe)
¿Descríbame su día a día?
Me levanto muy temprano, como a las 4,30 hs., rato después ya estoy saliendo a curar negocios que me encargan. Después estoy atendiendo. A veces duermo un ratito la siesta y como a las 23 hs. me acuesto. Otras veces me voy de viaje o ando para el campo, llevando cosas a la gente de allá.

¿Cómo se siente con lo que hace y cómo se define?
Me encuentro bien, sé que hago el bien. Lo hago con Fe y amor. Yo me digo Sanadora.